Una vieja leyenda americana, de los primeros tiempos de la conquista, decia que el Apostol Santo Tomas habia traido el cristianismo desde la India a nuestro continente, en un viaje maravilloso, lleno de prodigios y milagros. Referiase que aquel Apostol habia dejado la huella de sus pies en las rocas de muchos lugares de America, y los indios repetian que, segun las tradiciones de sus mayores, aquel hombre misterioso tenia una barba muy larga y muy blanca y unos ojos azules que miraban con una luz extrana. Los viejos conquistadores, que en las noches claras de America gustaban evocar historias antiguas y narraciones fantasticas, contaban a los recien llegados que mucho tiempo antes que ellos anduviesen por aquellas selvas jamas cruzadas por los blancos, habia pasado por ellas el Apostol Santo Tomas, curvo bajo el peso de sus muchos anos, con una tosca cruz de madera en la mano, abriendose el camino por entre la espesura, sin temor de las fieras, que permanecian inmoviles, y de los indios, que callaban absortos en un religioso temor. (...)