Cortazar reconoce la estrategia de olvido y adiciona la de efecto sedante: ve como en el memento en que las informaciones se multiplican sobre la posible invasion de Estados Unidos a Nicaragua, los espectadores europeos se mantienen mas sordos y mas indiferentes que nunca. “A esa hora”, escribe, en la que cualquier lector o telespectador recibe el maximo de informacion sobre lo que sucede en ese lejano pais, la indiferencia y la pasividad se hacen sentir mas que nunca, como el diario y decide olvidarse de lo que sucede. si la gente no tuviera idea de la que sucede. El hombre medio pliega el diario y decide olvidarse de lo que sucede. Diria inclusive que es inducido al olvido porque otras informaciones, otras trivialidades, haran que olvide lo que acaban de leer. El hombre medio soluciona con el diario y la television su angustiosa necesidad de olvido. Alimenta su supersticion como diria Eudoro Acevedo; nuestro representante ante el siglo XXIII en “Utopia de un hombre que esta cansado”: “en mi curioso ayer prevalencia la supersticion de que entre cada tarde y cada manana ocurren cosas que es una verguenza ignorar”. Ante la presion de esta verguenza conoce con precision los mas intimos detalles sobre el ultimo congreso de pedagogos o la inminente ruptura de relaciones y los mensajes que los presidentes mandan elaboradas por el secretario del secretario, pero desconoce no distinguir demasiado entre un noticiero y una pelicula de ficcion, o prefiere esta ultima por ser mas realista, porque lo hace mas rico ante su pobreza de experiencia.