Quisiera comentar la situacion del cuerpo que lee poesia en alta voz. Que se espera de ese cuerpo? Quizas este sea el mejor momento para identificar algunas de las situaciones biograficas en que me sumerjo como voz cuando me levanto sobre la horizontalidad de la pagina. Esa situacion viva de la voz frente a la pagina cuenta con el privilegio de haber visto a otros cuerpos provenientes de otros paises y a diferentes generaciones ocupar un espacio (sea una plaza o un escenario),barajear sus papeles, vestirse de cierta forma, sostener el microfono de alguna forma, sentarse o asumirse de pie, mirar o no mirar a su publico, declamar, leer, representar o montar un espectaculo. Se trata de un dilema que atane a la situacion y no a la opcion. Me he hallado en ese dilema en varias ocasiones y pocas veces me he planteado como halagar, estremecer, tocar a un publico; mas bien, como privilegiar una voz sobre un cuerpo. Porque el cuerpo no se pierde, insisto, el cuerpo no se extravia,no se divierte, no se dilapida, si lo toma una voz que es la del poema. Reconozco que hay cierta tiesura en ese gesto de asumir la voz del poema, independientemente de la plaza que ocupes. Otro publico, en lugar de rigidez o de rigor, optaria por adjetivar esta actitud hacia el texto como una de fidelidad, autenticidad, espontaneidad. Yo, sin embargo, quisiera despojar ambas posibilidades interpretativas de esa tendencia valorativa, de esa insistencia predicativa con que se tine toda lectura.