En un mundo en el que las emociones y los sentimientos ocupan un lugar preponderante en la vida cotidiana de las personas y especialmente en las decisiones que toman, cabe preguntarnos si podemos hablar de una nueva etica o de una etica renovada. En realidad no nos enfrentamos a una recreacion de nuevos principios y valores, sino a una necesidad de ahondar en la antropologia de la persona humana. En esta profundizacion se ha revalorado el importante papel que juega la afectividad en la vida humana. Pensadores como Dietrich von Hildebrand han propuesto que la afectividad puede dar luces en la comprension de la etica. A partir de un estudio de algunas de las obras de este filosofo contemporaneo proponemos que la etica vendria siendo el resultado de una armonia entre la clara comprension objetiva de la realidad y una recta comprension de dicha realidad dentro de una esfera afectiva educada, formada, y ante todo conocida por la propia persona, lo cual nos conduce mas alla de una etica entendida muchas veces como algo rigido lleno de normas y restricciones.