Una de las obligaciones morales de las instituciones, es la de ser leales y solidarias con los indeviduos que les sirven. Como consecuencia de esos deberes, se crea la responsabilidad de reconocer y dar testimonio de los logros de las personas que, en el desempeno de sus actividades, han hecho meritos para ser presentadas como ejemplo de vida honrosa y digna de ser imitada.