El control de productos como el maiz, base de produccion y fabricacion de muchos otros productos, por parte de companias como Monsanto; un sistema de salud deficiente cuyo objetivo no es el bienestar de las personas, acaso el monto que puedan aportar; el sistema correccional que no busca la rehabilitacion de los procesados, sino que se convierte en foco de criminalidad. Son apenas ejemplos de la corrupcion existente en cualquiera de los ambitos en los que nos movemos a diario. El reconocer que vivimos en una sociedad corrupta y la aceptacion de la culpa son el primer paso en la busqueda del cambio. La propuesta de este articulo es a la reflexion de los danos causados por un modelo de desarrollo tendiente a la exportacion, y la actitud ambiciosa de la comunidad que, pese a que aparentemente rechaza de forma airada la corrupcion, acoge decidida el lujo y la suntuosidad.