La universidad colombiana hoy, tiene afanes, prisas y rutas trazadas. Antes que dedicar su mayor interés a los jóvenes que allí llegan a formarse, mira hacia el contexto universal para adecuarse a estándares de “alta calidad” que se predican desde los monopolios del poder internacional. El humanismo que otrora ocupaba algún espacio en los escenarios de la academia, hoy es mirado como algo pifio. La lectura ha pasado a ser algo de poco interés, aunque se tengan pomposas oficinas de producción masiva de libros y refritos que van quedando elegantemente distribuidos en estanterías. Los profesores que publican, lo hacen para ganar unos centavos más, y si uno pregunta a los estudiantes por las publicaciones universitarias, muy pocos dan cuenta. En esencia se publican libros para mostrar a los guapos del Ministerio de Educación Nacional porque eso puede dar puntos para una acreditación de programa o de carrera. Los docentes debieran creer en lo que escriben, motivando la lectura de sus libros con los estudiantes, pero esto no se hace porque el único fin que buscan es mejorar su escalafón y ganar algo más.