Desde finales de los años sesenta se empezó a hablar de las consecuencias de las acciones del hombre sobre la naturaleza, destacando el agotamiento de los recursos necesarios para la sostenibilidad de la especie, organizaciones sociales como el Club de Roma plasmaron estas preocupaciones en informes que presentan al crecimiento económico y el consumo ilimitado como una amenaza que es a la vez el principal reto de la generación actual y las venideras.