Uno de los presupuestos más cuestionados en el campo de la museología es la imaginaria pretensión de considerar a los museos como espacios neutrales, libres de presiones políticas o religiosas. Sin embargo, nada más lejano a la realidad que considerar a los museos como instituciones de absoluta autonomía por fuera de los circuitos de poder y legitimización estatal, o cuando menos, como escenarios absueltos de las batallas de confrontación política e ideológica. Los museos estatales, no solo por su filiación institucional, sino por los objetos que resguardan, representan una carga semántica y simbólica ligada a la tradición pero también a la concepción dominante en variados ámbitos sociales. Adicionalmente, el arte moderno y contemporáneo en particular, tiene su pilote en la autonomía e independencia de su lenguaje, que en contadas ocasiones juega de forma metafórica con dicho contenido simbólico de los objetos y espacios museales, apuntando justamente al ámbito político del museo y sus piezas. A la luz de lo anterior, este trabajo explora las sutiles transferencias de sentido entre los objetos de carácter religioso y sagrado en los museos vinculados al Estado y el carácter polisémico de los espacios y las colecciones. Con ello se pretende discutir sobre la pertinencia o no de la participación del Estado en la exhibición y promoción de un variado tipo de objetos y piezas, en su múltiple dimensión semiótica, dentro de los museos estatales.