Existe un aspecto común a las reivindicaciones de los pueblos indígenas alrededor del mundo que se afirma como fundamental y que, a su vez, resulta crítico en todas las latitudes, ese es el territorio. Se trata de un asunto tan trascendental que se resalta en los principales instrumentos internacionales sobre pueblos indígenas como la principal vulneración sufrida como consecuencia de la colonización y que persiste en la actualidad. Conflictos con particulares y su propiedad privada o con el Estado y sus bienes públicos; la explotación minera, petrolera o maderera; la construcción de infraestructura vial, de represas o de puertos, entre otros sucesos, son hechos disparadores de multiplicidad de problemáticas con los pueblos indígenas. En todos estos casos el concepto de territorio indígena es objeto de cuestionamiento, y en el peor de los casos solo hay imposición por la fuerza de la voluntad estatal o particular y, por ende, violencia, desposesión, usurpación, desplazamiento, en síntesis, la extinción del pueblo indígena.