Hablar de antropofagia significa entablar relación con un concepto cargado de multiplicidades: enunciado en el sentido común, en diferentes contextos disciplinares y jurídicos, metafóricos y literales. Abordarla nunca es fácil, gracias a la complejidad y a la variedad de significantes que contiene y en la que está contenida. La dimensión histórica, cultural y simbólica de su enunciación nos llevará también a transitar diversos caminos posibles, cargados de particularidades específicas que requieren debida atención y cuidado, y esto es posible percibirlo al confrontarnos con la vasta y diversa literatura que existe sobre el tema. Con esto en mente, cuando recibí la gentil invitación a participar del ciclo de eventos “Cuerpo, derecho y cultura”, producto de una instigante sinergia entre el Centro de Estudios de Genética y Derecho dentro del marco de la especialización en Derecho Médico y el área de Cultura y Sociedad de la Universidad Externado de Colombia, y que se tornó un antecedente importante al nacimiento de este libro, y por ende de este artículo, tuve la necesidad de volver sobre varios asuntos e inquietudes que considero importante destacar aquí: el primero y más esencial será el de afirmar categóricamente que en estas páginas será imposible agotar las discusiones y el estado del arte de todo aquello que se ha dicho sobre la materia que nos ocupa; por tanto, lo que modestamente ofrezco a quien me lee es una serie de pequeñas provocaciones que, espero, le permitan dar el salto a otras lecturas e inquietudes a propósito de, o que se desprenden de la idea de antropofagia.