En 1901, el presidente guatemalteco Manuel Estrada Cabrera quiso que las fiestas en honor a Minerva o Minervalias fueran un verdadero acontecimiento nacional e internacional al servicio de su gobierno y de su proyecto político modernizador, autoritario, liberal y positivista. Fue en este contexto de celebración política cuando las colonias extranjeras residentes en Guatemala fueron invitadas a participar con la construcción de pabellones nacionales. El momento culminante de estas III Minervalias sería la inauguración de un gran Palacio de la Ciencia o Templo, dedicado a la diosa romana del arte y la ciencia en la capital el día 27 de octubre de 1901, precedida de un gran desfile cívico en el participarían los principales colegios guatemaltecos. Así lo recogía un telegrama fechado el 9 de octubre dirigido al Diario del Salvador: del vicio, preparando una nueva generación que está llamada a hacer la grandeza y ventura del país.