Acceder y obtener los beneficios que proporciona internet, como herramienta necesaria para la inserción en un nuevo mundo globalizado e interconectado que facilita la comunicación, el emprendimiento, el cierre de brechas como la socioeconómica o la de género, y la materialización de varios derechos, es una posibilidad que actualmente se encuentra restringida para muchos. En particular, en Colombia, más de la mitad de su población no tiene acceso a esta tecnología como consecuencia de la brecha digital que se ha generado por factores como el nivel socioeconómico, el género, el nivel educativo, la pertenencia a un grupo étnico, la ubicación geográfica, entre otros. La gravedad de este asunto se ha evidenciado especialmente a raíz de la crisis ocasionada por la Covid-19, pues se ha notado cómo en un momento cuando la virtualización se ha vuelto clave para estudiar, trabajar o comunicarse, para muchos conectarse ni siquiera es una opción. Esta situación, a su vez, se convierte en un aspecto que amplifica la desigualdad, pues el hecho de no permitir a las personas que pertenecen a grupos tradicionalmente relegados para acceder a ella, las aleja de los beneficios que conlleva. Por el contrario, facilitar el acceso se constituye como una herramienta que propende por el logro de la igualdad en Colombia.