D esde sus comienzos, la antropología no ha cesado de darnos una lección de gran importancia, tan vital hoy en día como lo fue en el siglo XIX, si bien con aspectos distintos: la historicidad de todos los modelos sociales y el carácter arbitrario de todos los ordenes culturales. Se le ha asignado el estudio de los “salvajes” y de los “primitivos” en la división del trabajo intelectual, que tuvo lugar al principio de la era moderna, la antropología ha mantenido no obstante su condición de instrumento de crítica y de cuestionamiento, de