Los procesos electorales, siendo reduccionistas, son una fórmula estricta para señalar quién gana unas elecciones. Sin embargo, estos procesos pueden ser tan complejos que no siempre el candidato que obtiene la mayoría de votos es el elegido para ocupar un cargo de representación. Tenemos como ejemplo varias decisiones de esta naturaleza en las elecciones presidenciales de los Estados Unidos: la última fue en las presidenciales entre Trump y Clinton. La segunda obtuvo un mayor número de votos individuales, pero el