La construcción como proyecto pedagógico de la Ciudad Educadora en el marco de los procesos de la globalización de la democracia se constituye en un gran reto para la participación ciudadana y a su turno, en un desafío para las acciones de la educación, entendido el acto de educar, como un acto político y ético que abre el camino al conocimiento y a la construcción de una nueva ciudadanía activa y comprometida con el proyecto urbano de su ciudad.El acto pedagógico de la enseñanza-aprendizaje de la ciudad constituye un proceso interdisciplinario donde confluye el conocimiento del objeto de saber y los fundamentos didácticos que orientan la apropiación científica, critica y reflexiva de la urbe, en sus múltiples y complejos procesos: históricos, socio-económicos, políticos, culturales, éticos, entre otros aspectos.Es necesario cultivar la participación con la formación del ser. Tenemos que cultivarla desde la infancia, desde los niños pequeños. Eso se aprende y se cultiva, y si no se cultiva se pierde, y cuando se pierde se entra en la depresión, y en ese estado no hay posibilidad de convivencia democrática.Sin embargo, la participación posee también otra connotación muy importante para el desarrollo de las ciudades, cual es la de constituirse en un instrumento técnico insustituible a la hora de concebir métodos o formas de planificación, cuyas expresiones son los planes de variado tipo que ahora están a disposición de los urbanistas. Hoy día un proceso de planificación carente de participación es algo difícilmente sostenible y de imposible práctica.En definitiva, La existencia social del hombre, sólo puede conservarse a través del perfeccionamiento continuo de su conciencia social, en ello la educación juega un papel fundamental, de la eficacia con que se desarrolle, depende el logro de un sujeto reflexivo, comprometido con su entorno social y cultural. Al transmitir los rasgos fundamentales de la cultura, todo proyecto educativo, es también un acto político.