El trauma infantil es un grave problema de salud pública y sus repercusiones en la salud a largo plazo tienen cada vez más evidencia científica. El trauma infantil puede desregular las vías biológicas relacionadas con el estrés, incapacitando al individuo para procesar estas experiencias y, en consecuencia, produciendo un impacto duradero en etapas posteriores de la vida. La exposición a experiencias infantiles adversas se ha asociado con una peor calidad de vida y un mayor riesgo de conductas dañinas y enfermedades. Las consecuencias emocionales del trauma infantil son inevitables, y el desarrollo de estrategias educativas multidisciplinares para su afrontamiento y manejo efectivo se vuelve decisivo y urgente. Este artículo analiza las perspectivas más actuales sobre el trauma infantil, su impacto en etapas posteriores de la vida y el proceso psicosocial resultante. Finalmente, se discutirá cómo la inteligencia emocional (IE) desde la educación transdisciplinar fomenta la resiliencia a través de recursos de afrontamiento ante situaciones estresantes derivadas de experiencias traumáticas en la infancia.