El desplazamiento forzado es una realidad que ha afectado a nuestro país de forma inimaginable; especialmente a los niños, niñas y adolescentes que se han visto obligados al abandono de sus lugares seguros: la casa, la familia, la escuela. La educación es uno de los procesos sociales que más ha experimentado este fenómeno, viéndose obligada a vincular esta realidad en la estructuración de sus proyectos. Las autoras investigan el fenómeno desde las incidencias que trae para los estudiantes víctimas, ejemplificado en la Institución Educativa San Pablo Industrial de Istmina, Chocó. Este hecho genera interrupciones significativas en los niveles básicos, que derivan en repitencia escolar, bajo rendimiento académico y dificultades de adaptación psicosocial. Además, es notorio cómo, a pesar de las normativas legales que protegen los derechos de las víctimas del desplazamiento, existe una brecha considerable entre estas leyes y la realidad vivida por los estudiantes. La investigación empleó un enfoque cualitativo para estudiar las consecuencias mencionadas, logrando analizar cinco historias de vida y 79 encuestas para determinar que, los estudiantes experimentan estrés, inseguridad, resistencia al cambio, colapso escolar y desarraigo cultural; lo que afecta su rendimiento escolar y su bienestar general. Se concluye que el desafío educativo está en desarrollar estrategias pedagógicas de apoyo psicosocial y académico, que mitiguen estas consecuencias y faciliten la adaptación de los estudiantes a su nuevo entorno escolar; junto a la necesidad de implementar programas de apoyo interinstitucional que promuevan una educación inclusiva y adaptada a las realidades de los estudiantes desplazados.