La visión del mundo que predominó en Occidente hasta la víspera de la Revolución Científica fue la de un mundo encantado. Las rocas, los árboles, los ríos y las nubes eran contemplados como algo maravilloso y con vida, y los seres humanos se sentían a sus anchas en este ambiente. En breve, el cosmos era un lugar de pertenencia, de correspondencia. Un miembro de este cosmos participaba directamente en su drama, no era un observador alienado. Su destino personal estaba ligado al del cosmos y es esta relación la que daba significado a su vida. Este tipo de conciencia —la que llamaremos en este libro “conciencia participativa”— involucra coalición o identificación con el ambiente, habla de una totalidad psíquica que hace mucho ha desaparecido de escena. La alquimia resultó ser en Occidente la última expresión de la conciencia participativa (Berman, 1987, p. 10). Si el pensar está en lo seco, también la educación, en cuanto proceso de formación en el pensar, está en lo seco. ¿Será irracional retornar el pensar, la educación, a su elemento? (Guillermo Hoyos, Comunicación, Educación y Ciudadanía. Conferencia inaugural – Maestría en Educación Énfasis Educación Matemática - Enseñanza de las Ciencias Viernes 21 de agosto, 2013 – 2:45 a 5:45 p.m. - Salón Cultural – IEP). La presente investigación trata de la diferenciación (desacoplamiento) de la racionalidad humana en racionalidad instrumental y racionalidad comunicativa, el papel que este desacoplamiento juega en la crisis actual de la educación y las posibles formas de hacerle frente a esta crisis a partir de la creación de propuestas que permitan el acoplamiento de estas dos formas de racionalidad.