El proceso de producción de la orina es fundamental para mantener la homeostasis de las sustancias en el organismo, asegurando su correcto funcionamiento. Sin embargo, pueden ocurrir cambios en el color de la orina que no necesariamente tienen implicaciones clínicas, como en el caso del color verde asociado al uso de propofol, el cual debe ser reconocido en la práctica médica. Se presenta el caso de un hombre de 35 años con estatus epiléptico refractario que necesitó una infusión continua de propofol. Después de 48 horas, su orina adquirió un color verde, aunque las pruebas de bilirrubinas, transaminasas, función renal y hemograma no mostraron alteraciones. Al suspender la medicación, la orina recuperó su color amarillo ámbar, considerándose un efecto secundario del propofol. Este fenómeno ha sido documentado en la literatura en otros casos relacionados con diversas intervenciones quirúrgicas, donde los pacientes presentan orina de color verde durante la administración de propofol, sin anomalías en las pruebas clínicas, y que vuelve a su color normal una vez se interrumpe la medicación. Es importante reconocer estos casos para evitar someter a los pacientes a estudios innecesarios, lo que también contribuye a reducir los costos en el sistema de salud.