Los abscesos tuboováricos (ATO) representan una consecuencia de la enfermedad pélvica inflamatoria (EPI), que se presenta como la acumulación de pus que afecta los anexos y otros órganos cercanos, o bien, como una aglutinación de estas estructuras en la pelvis 1 . Pueden originarse de la diseminación local de enfermedades infecciosas intestinales no controladas, apendicitis aguda o vía hematógena 2 . Hay pocos datos sobre la incidencia. Los factores de riesgo son múltiples parejas sexuales, edad entre 15-25 años y antecedente de EPI 3 . El diagnóstico es clínico, mediante la detección de una masa anexial en las imágenes de pacientes que cumplen con criterios de EPI. El tratamiento se basa principalmente en antibióticos y se complementa con cirugía cuando el tamaño de los abscesos supera los 7 cm 4 . La cirugía representa un desafío debido a la alteración de la anatomía y la friabilidad de los tejidos ocasionada por el proceso inflamatorio.