La historia de la salud pública, en su permanente devenir, nos pone a veces en situaciones difíciles.Hace veinte años, Colombia presenció atónita una escalada de agresiones a destacados personajes que en su momento representaron para la sociedad los valores de la dignidad académica al servicio de la paz y la equidad.Personajes acrisolados en una visión de la academia edificada al frente de los problemas estructurales del país y que por ello se convirtieron en ciudadanos molestos para quienes toman el atajo de la violencia con el objetivo de sacar adelante sus oscuros intereses.El asesinato y el exilio nos privaron de un importante grupo de hombres de bien, valiosos por su saber y su práctica e irremplazables por su papel conductor de la sociedad.Ya desde 1962, en el Primer Congreso Latinoamericano de Salud Pública celebrado en la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia, el doctor Héctor Abad Gómez planteó un enfoque particular a lo que denominó "la epidemia de la violencia", como un problema fundamental de la salud pública que reclamaba para su intervención un tratamiento acorde con la evidencia científica, la intervención de los determinantes sociales y la concertación de sectores.Esta violencia, que en cada episodio de la historia nacional pareciera tocar fondo, se reedita continuamente con nuevas y más atroces manifestaciones.Hoy sigue vigente el reclamo a la participación de los salubristas para que acompañen a diversos actores de la sociedad en la formulación de políticas públicas con programas de eficacia reconocida en procesos de mediano y largo plazo.
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FuenteRevista De La Escuela Nacional De Salud Pública