¿Qué alternativas se ofrecen a los estudiantes que reprueban una asignatura más de dos veces? ¿Dónde estará el fallo, en el estudiante o en el maestro que utiliza los mismos esquemas de evaluación una y otra vez? Esta experiencia recoge una reflexión sobre el uso de un proceso alternativo (no tradicional) de evaluación del aprendizaje del alumnado en la educación superior. Dicho proceso, amparado en un modelo pedagógico basado en la complejidad, tiene como base el conocimiento personal del estudiante y la valoración de sus potencialidades personales frente al proceso de apropiación del conocimiento y su futuro desempeño como profesional. Se plantea como discusión dos alternativas a elegir por el maestro de educación superior: ignorar por completo la situación y dejar perder un proyecto de vida profesional o interesarse y proponer alternativas de evaluación que le permitan al estudiante finalmente, aprobar la asignatura.