Los planteamientos mayoritarios de la bioética en relación con el aborto han surgido de posiciones epistémicas privilegiadas. La injusticia epistémica hace referencia a los daños que se les causan a las personas en sus estatus de sujetos epistémicos cuando, por un prejuicio asociado a su identidad social, se les resta credibilidad a sus testimonios o se les impide comprender sus experiencias y hacerlas inteligibles a los demás. Este documento analiza los desarrollos teóricos de este tipo de injusticia a la luz de las características de las sociedades tardomodernas y la propuesta de buena vida de Hartmut Rosa en sus aportes para la bioética frente al aborto. Se concluye que la bioética debe identificar ejes de disonancia e instituir ejes de resonancia para una asimilación transformadora de segmentos del mundo de los otros.