En el territorio escolar los docentes están enfocados no solo a educar los procesos o propósitos de sus disciplinas, por el contrario, todos los docentes deben trabajar en función de la formación social y el desarrollo humano de cada estudiante. Por ende, desde la escuela se puede transformar el método tradicional de aprendizaje individual, para trabajar proyectos más fructíferos e interdisciplinarios (Torres, 2006), a partir de las necesidades sociales del estudiante todas las áreas pueden hacer parte de este proceso. Es así que se forman sujetos sociales conscientes de la importancia de su territorio, con propuestas fijadas hacia la preservación y el cuidado del medio ambiente; en este sentido el estudiante está aplicando varias herramientas para formarse como un ser social con altas capacidades comunicativas (Lomas, C., Osoro, A. y Tusón, A. (1997).), de conciencia ambiental y sostenibilidad (Velásquez,2009; Sauvé, 1999; Leff, 1998), reconocimiento de su entorno geográfico para afianzar así los valores culturales que este ha formado no solo en la escuela sino en otras instituciones sociales (Perea, 2008; Muñoz, 2007; Useche, 2009). Es por ello, que la escuela juega un papel importante como guía y mediador, con procesos interdisciplinares que se encuentran en las Humanidades, las Ciencias Naturales y las Ciencias Sociales; de tal manera que el educando reciba herramientas que a su paso fortalecen sus conocimientos, para hacer uso de sus experiencias con el fin de reconocer, analizar, comprender, criticar y proponer nuevas o mejores alternativas para generar un valor hacia su contexto o territorios próximos, reflejando los valores de su cultura y entorno a través de las relaciones sociales que este genera entre el sujeto, la naturaleza y su espacio habitable.