Una mejor calidad de vida, desarrollo y bienestar son intereses propios de las familias y las comunidades que migran para tener mayores oportunidades, sin embargo, migrar de la ciudad al campo implica reconocer las experiencias de las familias que han tomado la decisión con la convicción de un mejor vivir y así observar las prácticas y rituales que configuran los vínculos en las familias y las comunidades rurales para comprender sus proceso de adaptación y nuevas formas de relación con lo rural. Se presentan resultados de la primera fase del proyecto de investigación «Familias y neorruralidad en Cundinamarca», del Instituto de Estudios en Familia de la Fundación Universitaria Monserrate. Desde una perspectiva sistémico-compleja, se aplicaron entrevistas dialógicas, con dos personas referentes territoriales oriundas del municipio de Choachí-Cundinamarca y dos familias que se habían trasladado a zonas rurales del municipio. Los resultados son analizados bajo dos categorías de análisis: familia y neorruralidad y prácticas y rituales. Se encuentra que la neorruralidad es un proceso dialógico y recursivo que no solo es vivido por las familias que transitan de la ciudad al campo, sino también por las familias oriundas que las reciben, compartiendo saberes y rituales que organizan la neorruralidad como una práctica ritualizada de bienestar y la relación con el otro, la tierra, los animales y la naturaleza en general.