Desde hace algunas décadas, los Gobiernos han manifestado interés en el desarrollo sostenible de sus Estados, sin embargo, en sus inicios, no fueron presentadas ningunas propuestas de trabajo o planteamiento de acciones específicas. En el 2000, se desarrolló la reunión denominada Cumbre del Milenio, organizada por las Naciones Unidas. En esta Cumbre, llegaron a acuerdos relacionados con metas y objetivos que pudieran ser alcanzables a nivel mundial y se establecieron plazo para el logro de estas metas. A esto le llamaron “objetivos de desarrollo del milenio”. En septiembre del 2015, la Asamblea General de la ONU adoptó una nueva agenda, denominada la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Esta organización reconoció que es una agenda ambiciosa en su alcance y su amplitud, pues los nuevos objetivos planteados se abordan de manera integrada desde todas las dimensiones sociales, económicas y ambientales del desarrollo sostenible. En esta oportunidad, fueron planteados 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Esta Agenda también lleva adelante las cuestiones inconclusas de los Objetivos del Milenio (ODM). Los objetivos de desarrollo sostenibles no son considerados una forma de justificar el trabajo de los Estados, sino un marco y una herramienta para el futuro y es una obligación de todos.