La colaboración de Pablo Ruiz Picasso en el mundo teatral ha sido estudiada y analizada por numerosas investigaciones a lo largo de los años. Sin embargo, su aportación al diseño de la escenografía y el vestuario para los Ballets rusos admite un nuevo enfoque en torno al uso que Picasso hace de recursos metaartísticos; esto es, la utilización de diversos aspectos híbridos entre las artes escénicas y las artes plásticas para reflexionar activamente sobre la propia condición y actividad artística. A partir de tres estudios de caso, analizamos la presencia de un motivo resultado de la supervivencia o Nachleben -tal y como fue formulada por Aby Warburg (1866-1929)-, de determinados arquetipos en la cultura visual contemporánea, tal es la vista urbana en perspectiva. Este prototipo escenográfico es característico de las escenografías del Renacimiento, pero también aparece como fondo en algunas pinturas de la época, duplicando los planos pictóricos, jugando con el efecto de profundidad y la mirada del observador. Una práctica que ha sido denominada como metaescenografías. En Picasso, encontramos dicho arquetipo en el telón de fondo de Parade (1916-1917), en Pulcinella(1919) y en Cuadro Flamenco (1920), lo cual nos lleva a repensar la producción teatral picassiana como una suerte de metaescenografías, en tanto imágenes dialécticas y supervivientes de una tradición escenográfica y metaartística.