La evolución de la economía del conocimiento cada vez, y de manera más rápida, desafía a las organizaciones al avance tecnológico y todo lo que este conlleva en términos de la mejora de los procesos productivos y la generación de valor, por lo que exige incorporar procesos de capacitación, formación y desarrollo del trabajador. Es así como el capital humano puede convertirse en una medida del valor económico de las habilidades, capacidades y competencias, estas últimas entendidas como un conjunto de recursos disponibles que tiene una persona para resolver problemas y evidenciar un desempeño superior en el trabajo; adicionalmente, esta medida está fundamentada en el grado de contribución que realiza el trabajador. En otras palabras, hace referencia a los conocimientos que adquiere un trabajador por medio de la formación y experiencia y el entrenamiento de sus habilidades en una posición específica dentro de la organización.