En el propósito de lograr un desarrollo integral y armónico es indispensable tener presentes las funciones ejecutivas, es decir, aquellos procesos complejos y necesarios para la vida que permiten planificar, reflexionar, priorizar y tomar decisiones. En este capítulo se presentan algunas conceptualizaciones sobre funciones ejecutivas que permiten vislumbrar la incidencia que tienen tanto en el desarrollo infantil como en los procesos de aprendizaje. De la misma manera, se describen sus componentes principales (la memoria de trabajo, el control inhibitorio y la flexibilidad cognitiva), con énfasis en una de las características de las funciones ejecutivas que es su potencialidad de ser desarrolladas. Si bien las funciones ejecutivas están presentes durante toda la vida, se desarrollan a lo largo de la infancia, en la que se encuentra la base, ya que emergen, maduran y forjan interconexiones críticas que se perfeccionan para el desarrollo posterior de tareas mucho más complejas durante la adolescencia y la vida adulta. Finalmente, se proponen tres formas de observar las funciones ejecutivas en la infancia: una observación naturalista en un momento de cotidianidad (el comedor), una observación estructurada mediante la tarea de las Torres de Hanói, y una evaluación indirecta por medio de una lista de chequeo aplicada a los padres de familia.