Como objeto lúdico predilecto de la cultura occidental del último siglo, el Señor Cara de Papa ha hecho parte de la infancia de muchos niños alrededor del mundo y, por ende, ha residido libre e inocentemente en millones de hogares. Esto, sin embargo, no obvia las dificultades y debates epistemológicos que suscita un análisis más detallado de su propia premisa lúdica, su problemático funcionamiento y, sobre todo, su calidad de imagen. De ahí que, inspirado en el «proceder fabulístico» del filósofo francés Georges Didi-Huberman, este texto busque trazar una genealogía cultural e histórica, a modo de montaje, que, además de interrogar y contextualizar las propiedades sintomáticas y la naturaleza dialéctica del afamado juguete de Hasbro, rinde un homenaje académico a este icónico juguete americano que se ha convertido en patrimonio de la imaginación y las habitaciones de los niños.