En el ensayo La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica, Walter Benjamin anuncia un destino nuevo para la obra de arte moderna. Derogado de sus funciones rituales, exiliado de su existencia aurática, el arte necesita politizarse. Ahora bien, ¿qué significa tal politización? Este artículo intenta aventurar una respuesta tentativa a esta pregunta. Para ello, exploramos la obra de Benjamin, lo cual nos supone relacionar su teoría de la experiencia, sus ideas sobre la agencia del cambio histórico y sus apreciaciones sobre la cultura de masas para develar cómo el cuerpo, en su dimensión estética, se vuelve un problema político en la modernidad industrial. Así, el llamado a una politización del arte se puede leer como una apuesta que vehicula una politización del cuerpo. Ahora bien, la reproductibilidad técnica acusa la apertura de un terreno inédito de actuación política: la imagen. Por ello, esta exploración de la corporalidad y percepción en cuanto espacios de disputa política desde la obra benjaminiana implica, a su vez, una investigación que interroga la potencia política de la imagen.