El artículo publicado por Sotelo-Daza et al.1 muestra aspectos invisibles para los indicadores tradicionalmente incluidos en los análisis de situación de salud, como rectoría, gobernanza, recursos, contratación, gestión, comunidad, sentimientos, barreras y talento humano; describe la evolución de la “gestión de la salud”, las Rutas Integrales de Atención en Salud (RIAS), el territorio en que se hace el estudio y la metodología. Sin embargo, prescinde del marco conceptual para los supuestos de la efectividad de las RIAS, por ejemplo, como se propone en la “evaluación enfocada en el uso”2 ; podría argumentarse que no falta pues la RIAS son normas, pero eso no garantiza su efectividad. Además proceden de la rama ejecutiva y por ende son modificables de acuerdo con la voluntad del mandatario de turno, esto las convierte en un discurso más político que de salud, aspecto que nos aleja del discurso enfocado en la atención primaria en salud (APS)3.