Como género de escritura histórica, la síntesis ha recibido sucesivos vetos desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Aquí, la decadencia de la síntesis se sustenta en dos hipótesis: desde el punto de vista teórico-institucional, la expansión de la historia social llevó a la adopción y difusión de estudios monográficos a partir de la década de 1960, con el surgimiento del posestructuralismo y su sucesor, el posmodernismo historiográfico. Luego de un acercamiento tópico a los fundamentos teóricos de la síntesis en algunas referencias ineludibles, se sustenta a la luz de la historia pública la viabilidad de la síntesis como herramienta imprescindible en el taller de historia y como género historiográfico estratégico en la comunicación con audiencias más amplias.