Las empresas se enfrentan a diferentes situaciones de riesgo, entendido como la posibilidad de sufrir una pérdida o daño a un activo. El riesgo es inevitable si hace parte fundamental de la toma de decisiones sobre la actividad principal de la empresa; de ahí que hay riesgos inherentes que se deben gestionar para disminuir el impacto o la posible pérdida, y según el tipo de actividad que desarrolle la empresa o negocio. La palabra riesgo tiene sus raíces en el latín risicare o resecare, que significa atreverse y en el griego rizha (riza) que supone navegar por un acantilado para alcanzar la costa. Entonces, atreverse a hacer esa travesía suena a una actividad demasiado peligrosa, en la cual estarían involucradas ambas definiciones, dar un paso adelante para enfrentarse a una situación llena de inseguridad y soportar sus contingencias en busca de un objetivo.