En Colombia, el trabajo infantil es un problema social creciente que preocupa a la sociedad. El trabajo infantil se asocia con las actividades desempeñadas por menores, tales como los trabajos de cualquier clase remunerados o no, ocupaciones de tiempo completo, quehaceres que interfieren con la asistencia escolar, tareas de explotación o perjudiciales, labores que violan las leyes nacionales o internacionales sobre trabajo infanto-juvenil. En Bucaramanga, ciudad colombiana, también se ha visto un aumento en el trabajo infantil.
 El trabajo infanto-juvenil tiene consecuencias negativas en la salud de los menores y, a futuro, en la población adulta. Además, obstaculiza la educación y aumenta las brechas de pobreza. Los resultados arrojados por una encuesta realizada directamente a los niños trabajadores señalan que la mayoría de los niños se desempeñan en el sector comercio y muchos indicaron que el trabajo sólo lo realizaban por la temporada. El 47% no vive con sus dos padres y el 13% no vive con ninguno de los dos. A pesar de estar trabajando, la mayoría sigue asistiendo a la escuela. El 64% trabaja para un miembro de su familia que este dentro de su núcleo familiar o es un pariente cercano. Sólo el 54% recibe pago por su trabajo. En promedio reciben $425.000