En un contexto de globalización y pospandemia, las necesidades económicas son un motivo para que las personas como sujetos sociales luchen por proveer para su existencia en escenarios individuales, familiares, comunitarios y estatales. Bajo un contexto de desarrollo, el avance en los niveles productivos tiene como finalidad acabar con la pobreza, la desigualdad económica y la inequidad. En este sentido, y ante la actual crisis que ha ocasionado la pandemia del covid-19 en mundo globalizado, es evidente implementar un desarrollo económico sostenible, equilibrado y plural, en aras de garantizar el bien común. Una sociedad de fronteras abiertas nos invita a “releer” y “re-aplicar” a Tomás de Aquino en el mundo contemporáneo, apoyados en un repositorio que permita establecer elementos para propiciar un modelo de justicia distributiva, que asegure el equilibrio entre los intereses individuales de la propiedad privada a través de figuras como la autonomía de la voluntad y la libertad de empresa —baluartes de la modernidad—, que hoy se ajustan al Estado social de derecho y al bien común económico del que hablaba el Aquinate.