El presente artículo tiene como objetivo pensar la vergüenza como una condición de posibilidad de la educación, para ello se toma como base el apartado 119a-135e del diálogo Alcibíades I de Platón. Así, la vergüenza se orienta en dos direcciones: la primera en su sentido lato y afirmativo; la segunda, en un sentido específico y negativo. En todo caso, no se pretende sostener la idea de que la vergüenza –o la sin-vergüenza– por sí misma sea causa natural y eficiente de la educación, pues esto implicaría una anulación del trabajo del educador y del educando; antes bien, se busca rescatar la labor de quien educa ante la situación presentada. Se procederá, en primer lugar, a enmarcar los términos educación y vergüenza, precisando lo que aquella implica en el contexto del diálogo referido; en segundo lugar, se presentarán tres formas en las cuales se pueden arrostrar la vergüenza para que se propicie la educación: el uso del λόγος, el acto de mirar y la aceptación del dios; por último, se sacarán las conclusiones de dicho planteamiento que pueden ser problemáticas.