El presente artículo indaga en el carácter político de las prácticas artísticas desarrolladas por personas que defino como disidentes sexuales y de género en la ciudad de Cali, Colombia, en la década de 2010 a 2020. Tales prácticas, que se construyen a partir de la conformación de comunidades y redes, así como de formas intensas de trabajo colectivo y transdisciplinar, cumplen un doble papel: introducir una crítica a los procesos de racialización, normalización del cuerpo y heteronormatividad que atraviesan nuestra sociedad; y desafiando los modelos existentes al habitar escenarios artísticos e incluso la ciudad misma. La investigación recurre al ejercicio autobiográfico y a la creación de un archivo como metodología para caracterizar artistas locales cuyo trabajo va desde la acción colaborativa, el arte urbano y la subversión de espacios tradicionales del arte, hasta la reflexión sobre la interseccionalidad, la corporalidad y la performatividad en la ciudad.