Este artículo habla de cómo las mujeres murui-muina, con sus trabajos en la jakafaɨ o huerta, con la práctica del aiyaɨa , la palabra cantada y danzada, y con sus acciones de resistencia en escenarios occidentales ofrecen nuevos caminos para entender y consolidar una memoria del continente no solo pensada desde una América androcéntrica y eurocentrada, sino desde una Abya Yala configurada con los agudos fundamentados de monifue rɨngo, es decir, de los saberes de la abundancia, monifue, que la mujer de la selva, jazikɨ rɨngo, conserva y protege en su canasto de conocimiento.