A través de esas crónicas de la cotidianidad paraguanera, López nos habla de la gente con sus aciertos y errores, de las vivencias y experiencia de los viejos, de los personajes pasados y de los actuales, de las cosas, de la cotidianidad, de lo importante que hemos sido y somos. Del paisaje natural y cultural peninsular, de la importancia de la corianidad en la falconianidad, de las tantas que nos definen como pueblo y también, del sufrimiento vivido por esa desatención, de la violencia, del maltrato que inclusive ha vivido en carne propia, pero también de la lucha perenne por seguir adelante, contra viento y marea. Pero por encima de todo nos da luces para abordar ese saudade y retomar la memoria, la auténtica, esa que nos rescata y humaniza a los héroes, con sus faltas y sus aciertos, pues no son personajes de Marvel o de comiquitas que siempre ganan.