Las actuales dinámicas productivas y de consumo han implicado destrucción del ambiente tanto a escala local como global. A su vez las organizaciones han impactado a las comunidades generando costos que no han sido compensados, reparados, asumidos ni contabilizados (externalidades negativas), por lo que la información que se ha preparado y divulgado por las organizaciones ha olvidado las verdaderas necesidades de la sociedad y el planeta. Se plantea entonces la biocontabilidad como una de las dimensiones de la contabilidad tridimensional y como una alternativa de reporte de información no financiera que permite medir el deterioro medioambiental que se presenta en la actualidad como una emergencia mundial precedida por actividades poco comprometidas con el medio ambiente. La determinación de la naturaleza como usuario de interés es un tema por tratar en el que se argumenta la diferencia entre los términos “stockholder” y “stakeholder”, buscando una visión amplia, orientada a la sustentabilidad y considerando que la información preparada por las organizaciones debe ser divulgada y orientada también a las comunidades locales. En este sentido, se pretende que el reporte de información biocontable complementario a la contabilidad tradicional (entendida históricamente domo económica-financiera), pueda hacer frente a la constante demanda de los usuarios de información financiera y no financiera a través de registros o asientos biocontables considerando las cuentas hídrica, atmosférica, fauna, flora, suelo y subsuelo.