La veracidad desempeña una función intersubjetiva primordial en la comunicación verbal. Puede considerarse como la manifestación prototípica del principio de la cooperación conversacional tal como se plasma en la máxima de cualidad. En las culturas occidentales, la imagen positiva del individuo se valora ante todo en virtud de su propensión a respetar la máxima. Por este motivo, los usuarios de la lengua tienden a enfatizar el carácter veraz de sus contribuciones al intercambio verbal. Procediendo de esta manera, manifiestan una actitud que se puede calificar de autocortesía o autoafirmación. La veracidad entra en juego no sólo cuando se cumple la máxima de cualidad, sino también cuando se incumple. En el último caso es frecuente que se generen implicaturas conversacionales de diversa índole, entre las que resalta el uso de la ironía.