La representación literaria y audiovisual del holocausto ha sido profusa. En 1983, se identificaron más de 200 filmes sobre este acontecimiento (Insdorf como se citó en López y Colomer, 2020). Tan ingente es la cantidad de material producido, que el problema de la recepción del material no gira hoy en torno al negacionismo o a la ausencia de memoria, sino a la vacuidad por exceso (Zylberman, 2017). La profusa producción de material ha incidido en la manera en que varias generaciones se aproximan al holocausto: mediante relatos ficcionalizados y sentimentalizados que circulan en los medios de mayor audiencia (Huyssen, 2001).