La relación de la industria farmacéutica con los profesionales de la salud y las asociaciones que los congregan, han presentado siempre cuestionamientos y retos frente a la ética, la autonomía, la independencia, la transparencia, la conveniencia y la repercusión final sobre el paciente, como actor pasivo, pero fundamental, en los sistemas de salud. El presente artículo de reflexión plantea los conflictos más frecuentes que se dan: económicos, científicos, académicos y de reconocimiento personal y social, generando inquietudes alrededor de ellos, y de otra parte, muestra como tanto academia, profesionales, industria y estados, han buscado y siguen buscando procedimientos, maneras y hasta códigos deontológicos que permitan alcanzar una interacción fluida, transparente y ética. Finalmente, se analiza si estas innovaciones, normativas y propósitos de buena voluntad, han permitido ya alcanzar los objetivos planteados o estamos cerca de lograrlos