Este texto propone una lectura de la “Escuela del dolor”, lugar al que asiste el personaje protagonista de La carne de René (1952), como articulación del programa poético y experiencia del propio Virgilio Piñera. Para el autor cubano, la verdadera escritura es y debe ser una práctica dolorosa. De esta forma, la hipótesis es que el andamiaje sobre el que se construye la experiencia de René, recoge principios primordiales de la estética piñeriana: defensa de la inmanencia de la literatura, papel fundamental del dolor y el sacrificio, preeminencia de la forma y carácter eminentemente corporal de la escritura.