Jean Jacques Rousseau nos propone pensar las situaciones en las que el niño es constituido y construye relaciones consigo mismo, con los otros y con las cosas. Nos preguntamos entonces: ¿cuál es la situación en la que han sido puestos los niños en nuestra cultura, que resulta contraria a su naturaleza? Los discursos pedagógicos que han asumido el postulado del niño como centro del proceso educativo no han abordado la razón sensible como concepto para pensar al niño y sus relaciones. Por tanto, reflexionamos a partir de una lectura cruzada con Gilles Deleuze sobre el niño en términos de su sensibilidad a los signos como primera forma de conocimiento de sí mismo, de los otros y la sociedad, la cual se ve limitada o potenciada por las relaciones en las que se le inscribe al nacer.