Como resultado de la investigación realizada se presenta los primeros aspectos construidos para proponer el concepto ‘Agente de distribución del conocimiento’ (ADCE) a la comunidad científica y de investigación, con el propósito de debatir la base y estructura que le da sentido y continuar construyendo su campo de acción en el ámbito educativo. Manifiesta que el investigador es el actor educativo, social, político e intelectual que tiene mayor posibilidad para recibir el atributo ADCE por las prácticas profesionales realizadas dentro y fuera de la institución educativa donde labora. Mientras las primeras tienen un carácter obligatorio por el salario recibido y por estar contempladas en el contrato, nombramiento y acuerdo de creación de la institución, las segundas son elegidas por el investigador educativo de manera libre con base en sus inquietudes personales y profesionales y se realizan por convicción y ética profesional, y no obstante que en muchas ocasiones el apoyo institucional es mínimo o está ausente. La distribución del conocimiento educativo, además de contemplar la difusión, divulgación y diseminación, es una práctica profesional del investigador educativo en crisis debido al poco apoyo institucional generado por la racionalidad de la burocracia administrativa, los imperativos de la auditoria y el modelo neoliberal, sin omitir cuestiones de estilo, prejuicio, celotipia, entre otros, del personal que realiza las actividades administrativas. Sin embargo, existen investigadores educativos que realizan la distribución del conocimiento exitosamente por ética profesional, compromiso y responsabilidad social y cultural, con, sin y a pesar de las condiciones y apoyos institucionales.