El denominado proceso de pa z empre ndido por el presidente Andrés P astrana, hoy valorado más clara me nte como un diálogo accidentado y prec ario y por momentos, diálogo de sordos, con mira s a s e ntar las bases de un proceso de negociación política, dejó en evidencia una serie de debilidades y de ause ncias entre las partes y para la socied ad colombiana.Nos referimos a aquella s que en forma directa y ostensible fueron apre ciadas por todos los colombianos en materia de lenguajes encontrados, peticione s dispares, objetivos opuestos e intereses irreconciliables.Y por otro, m e ncion a mos a la se ns a ción de va cío experim entada por gran parte de la sociedad colombiana, frente a la comprensión de la din ámica regional y glob al en la que se propuso y desarrolló el diálogo entre G obierno y F are; la combinación del accion ar de la guerrilla colombian a al interior y sobre las frontera s del país, y los efectos temidos por la ejecución del Plan C olombia por parte de los gobiernos vecinos, le dieron un marco de refere ncia inédito al Proceso de pa z impulsado por P astrana.Sin duda, quedará para un balance posterior en la historia del país y de su conflicto, cómo la relación entre proceso de paz y Plan C olombia terminaron diseñando un escenario en donde la s convers aciones no podrían te ner éxito.En relación con estas apre ciacion es, consideramos que el seguimiento de las tensiones de la región norte de Suramérica,