En las últimas dos décadas los Estados, organizaciones e individuos son altamente dependientes de la información concentrada en la web y de las herramientas tecnológicas. La conectividad brinda la oportunidad de obtener información en tiempo real, y a su vez, infiltrar, modificar, sustraer, manipular o infectar la información, en beneficio propio o de terceros. Esto ha obligado a los Estados a que, a través de sus instituciones, formulen una estrategia adecuada, moderna y actualizada para enfrentar la ciberguerra, los ciberataques y el ciberterrorismo. El presente artículo abordará el tema de la Seguridad y Defensa nacional, desde la perspectiva tradicional de los conflictos surgidos entre dos Estados, y cómo estos emplean nuevos conceptos de guerra.Actualmente la comunidad internacional atraviesa un momento coyuntural, derivado de varios fenómenos sociales y culturales que han modificado la visión de la guerra, pues esta se ha configurado, a lo largo de la historia, como la expresión más antigua que existe como medio de coerción hacia un grupo de individuos que por lo general no se identifican como iguales. Sin embargo, ¿es la guerra un fenómeno que solo se ejecuta para conseguir poder? ¿Qué es? ¿Se puede afirmar que existe un nuevo escenario global para su posible aplicación?Para dar respuesta a los anteriores interrogantes se abordará en el artículo el cambio de las estrategias tradicionales, que en la actualidad se vienen aplicando en las guerras de cuarta y quinta generación. Las nuevas guerras presentan un sinnúmero de escenarios, que contrastan radicalmente con el concepto tradicional de la naturaleza de las guerras westfaliana y napoleónica, e incluso con aquellas que se dieron a principios del siglo XX. Las nuevas batallas han estado demandando de ejércitos cibernéticos y escenarios intangibles, como lo es el ciberespacio. El cibercrimen, los ciberataques e incluso el clímax del ciberterrorismo aún no han sido plenamente comprendidos.